Los buenos tiempos de Internet
Hubo un tiempo en que la web constaba principalmente de páginas informativas, en su mayor parte personales. Algunas corporaciones presentaban información de contacto y descriptiva básicamente estáticas, pero eso era algo casi exótico reservado a entidades vanguardistas. Mucha gente escribía en sus páginas mucha información sobre los temas que les gustaban o conocían, eran los tiempos en los que el símbolo “~” en una URL indicaba que ahí había contenido que una PERSONA quería compartir. Internet era entonces como un enorme libro escrito por miles de personas que querían enseñar o compartir algo, y que aprendían de los demás.
¿En qué momento Internet se convirtió en lo que es hoy? ¿Cuándo las corporaciones de todo tipo y tamaño extendieron sus tentáculos hasta cubrirlo todo con sus “cookies de terceros” y sus tecnologías de análisis de usuarios? ¿Cuándo el contenido valioso desapareció, o se ocultó, para quedar sólo trivialidades, desinformación, porno, publicidad, más publicidad y fraudes de todo tipo?
Probablemente la popularización de las redes sociales haya sido el mayor impulsor de esta trivialización, y causa y efecto al mismo tiempo de la popularización de Internet en general. Antes se usaba Internet para dar o recibir información, ahora simplemente “se está” en Internet.
Primero se tenía una página web, luego una bitácora, después una cuenta en una red social, luego un podcast o un canal de vídeo por Internet, y ya empieza a tenerse sólo un móvil con un programa de mensajería con grupos de todo tipo. Y en todos y cada uno de esos pasos siempre ha habido y hay alguna corporación tratando de que lo hagas a través de ella, para estudiarte y venderte publicidad (o a ti como sujeto publicitable).
Desde aquí os (nos) animo a pensar en el motivo de lo que hacemos cada vez que consultemos Internet, y sobre todo cada vez que publiquemos algo. Intentemos no encerrarnos en servicios privados poco compatibles. Tratemos de que Internet vuelva a ser útil.